viernes, 30 de diciembre de 2011


No one ever said it could be this hard...

Las calles de aquella ciudad parecían vacías. 
La gente caminaba a su alrededor, pero ella seguía sintiendo que estaba sola, que la habían abandonado en mitad de las tinieblas y habían roto la lámpara de aceite que alumbraba su camino.
Y es que a veces nuestros ojos no son lo suficientemente claros como para mostrarnos la ruta que debemos seguir, a veces necesitamos a esa persona especial para que nos ayude, pero, ¿Y si esa persona es la misma que nos ha dejado ahí abandonados, qué hacemos?

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