sábado, 13 de octubre de 2012

¿Por qué no quemarlo todo? Que le den a eso de olvidar, ¿para que olvidar si puedes quemar todo lo que no quieras recordar? No es una idea tan loca, es práctica, cómoda y efectiva. Selecciona un recuerdo, el peor de todos, ese del que te arrepientes más, el que odias con todas tus fuerzas, ese que no pensaste que llegaría a estar en la lista de "recuerdos que nunca debieron suceder". Bien, ¿lo tienes? Pues agarra más, que uno me sabe a poco, hoy tengo ganas de quemarlo todo. Selecciona otro más, y puede que otro. O espera, mejor agarra TODOS los malditos recuerdos y mételos en un saco. Busca un mechero, si no tienes uno, róbalo..esta situación lo merece. Y aquí llega el momento cumbre, ese que has soñado todos los días, el día que se van acabar los recuerdos inesperados en momentos inesperados, esos momentos en los que estas tan tranquila, y de repente tu cabeza se remonta al pasado y te trae correo, correo denegado por ti, pero al cartero se la sopla, te lo trae igualmente, y tu cabeza asiente. Tu lo miras, te sientes mal, y te enfadas, quieres borrarlo, pero ya has probado con las gomas y el corrector , y ninguno lo borra. Así que un día se te enciende la chispa, (hablando de fuego), y decides quemarlo. Tranquila, ya esta quemado, ya no hay porque huir más, no hay nada de lo que huir. Solo quedan las malditas cenizas de las que habla todo el mundo. Pero tu las coges y las tiras a la basura, ahí es donde deben estar, al fin y al cabo, la mierda siempre vuelve a su lugar de  origen. 

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